El gráfico presenta un análisis comparativo de cómo ha cambiado en el 2024 el riesgo país en varias naciones de América del Sur entre enero y diciembre de 2024. El riesgo país, medido en puntos básicos, refleja la percepción de los mercados sobre la capacidad de un país para cumplir con sus obligaciones financieras. Este indicador puede verse influenciado por factores económicos, políticos y sociales.
Uruguay destaca como el país con el riesgo más bajo, con una ligera mejora de 88 a 84 puntos. Este desempeño consistente subraya la estabilidad de su economía y su política fiscal. Chile y Perú también muestran un comportamiento favorable, reduciendo sus niveles de riesgo a 115 y 154 puntos, respectivamente, lo que podría reflejar mejoras en las expectativas de crecimiento o en la gobernanza económica.
En contraste, Paraguay y Brasil presentan una leve alza en sus indicadores, con Brasil pasando de 202 a 243 puntos, una señal de posibles incertidumbres internas. Colombia, por su parte, experimenta un incremento más notable, alcanzando los 325 puntos. Esto podría estar relacionado con tensiones políticas o desafíos en el manejo de su deuda.
La media de Latinoamérica sube de 358 a 425 puntos, evidenciando un deterioro general en las percepciones de riesgo para la región. Este aumento puede estar influenciado por factores globales, como la volatilidad en los mercados internacionales, o por eventos específicos en países clave.
En el caso de Bolivia, el riesgo país disminuye considerablemente, de 2,233 a 2,069 puntos, aunque sigue siendo elevado en comparación con el resto de la región. Ecuador, con una significativa reducción de 1,562 a 1,200 puntos, demuestra un esfuerzo por estabilizar sus indicadores económicos. Sin embargo, Argentina enfrenta una caída drástica, con su riesgo reduciéndose a 647 puntos, lo que sugiere una crisis que podría haber llegado a un punto de estabilización temporal o nuevas medidas económicas en juego.
En general, cuándo hablamos de cómo ha cambiado en el 2024 el riesgo país, podemos mencionar que presenta un panorama mixto para Sudamérica, donde algunas economías logran avances significativos en estabilidad, mientras otras enfrentan retos persistentes.