Población Económicamente Activa (PEA): personas de 15 años y más que trabajaron al menos 1 hora en la semana de referencia o, aunque no trabajaron, tuvieron trabajo (empleados); y personas que no tenían empleo pero estaban disponibles para trabajar y buscan empleo (desempleados)
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Debes estar suscrito al plan pertinente para acceder poder visualizar el informe. Puedes elegir cuál de los Planes de Suscripción te conviene o ver los detalles de tu suscripción actual visitando Tu CuentaLa población económicamente activa (PEA) comprende a las personas en edad de trabajar que están empleadas o buscan empleo activamente. Es un indicador esencial para medir el dinamismo laboral y la capacidad productiva de una ciudad o un país. En el contexto de Sudamérica, donde muchas economías enfrentan desafíos estructurales y altos niveles de informalidad, entender la PEA es crucial para diseñar políticas públicas efectivas.
En las ciudades, la PEA representa la fuerza laboral que impulsa la economía local. Por ejemplo, metrópolis como São Paulo, Bogotá y Lima concentran gran parte de la PEA nacional debido a su alta densidad de población y oferta de empleo en sectores clave como servicios, industria y comercio. Una PEA activa y bien capacitada contribuye al crecimiento económico, fomenta la innovación y mejora la competitividad de la ciudad a nivel regional y global.
Sin embargo, en muchas ciudades sudamericanas, gran parte de la PEA se encuentra en el sector informal, con empleo precario y bajos niveles de protección social. Esto limita el acceso a beneficios laborales y reduce la capacidad del estado para recaudar impuestos. Además, desafíos como el desempleo juvenil, la falta de equidad de género en el mercado laboral y el acceso desigual a oportunidades educativas afectan la calidad de la PEA.
Para el país, la PEA es un motor crucial para el crecimiento económico y la generación de ingresos fiscales. Sin embargo, su contribución depende de su productividad, que a su vez está influida por factores como la educación, la salud y las condiciones laborales. Países como Chile, con políticas orientadas a la capacitación y formalización laboral, han demostrado que invertir en la calidad de la PEA puede traducirse en mayores niveles de desarrollo.
Fortalecer la PEA en Sudamérica implica fomentar empleo de calidad, reducir la informalidad y garantizar igualdad de oportunidades para todos los segmentos de la población.
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